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La cocina ya no es un rincón funcional. Es el centro social de la casa.
Muchos hombres —más cocinillas que nunca— disfrutan preparando platos mientras charlan con sus invitados y descorchan una botella de vino. Este cambio ha impulsado el auge de las cocinas abiertas al salón, donde la integración espacial favorece la conexión humana.
La serie Ceppo Kode de la nueva colección Pietra Kode de dektonbycosentino
Y no solo es estética: los sistemas de extracción han evolucionado para que cocinar no signifique llenar el salón de olores. Marcas como Bora, Novy o Falmec ofrecen soluciones discretas y potentes, que permiten mantener la atmósfera limpia sin renunciar al diseño.
La Campana Sophie de Falmec fusiona diseño elegante, innovación tecnológica y bienestar doméstico, con la precisión artesanal que distingue la tradición manufacturera italiana
Durante años, los clientes pedían bañeras y cabinas de ducha con hidromasaje que luego quedaban olvidadas.
Hoy, la tendencia se ha invertido: se prefieren duchas amplias, con suelo a nivel del pavimento, hornacinas integradas y materiales que aportan textura y calidez.
El gres porcelánico en grandes formatos —como los de Neolith, Dekton o Florim— permite crear espacios envolventes, sin juntas, con una estética limpia y contemporánea.
Los sistemas de desagüe también han evolucionado: marcas como Geberit, Profilpas o Dallmer ofrecen soluciones invisibles y eficientes que permiten una continuidad visual impecable.
Un escritorio flotante frente al jardín transforma el trabajo en casa en una experiencia serena y productiva, con detalles decorativos que aportan calidez y estilo
Desde la pandemia, el teletrabajo ha dejado de ser una excepción. El home office ya no es un rincón improvisado, sino un espacio que debe inspirar, concentrar y adaptarse.
Diseñar zonas de trabajo en casa implica pensar en la luz natural, el aislamiento acústico, el mobiliario ergonómico y, por supuesto, la estética que nos rodea cada día.
¿Tendencias o estilo de vida?
Como arquitecta, me lo pregunto a menudo: ¿Estamos copiando lo que vemos o diseñando para vivir mejor? Una cocina abierta no es solo una moda: Es una declaración de cómo queremos compartir. Una ducha amplia no es solo estética: Es confort real. Y un despacho en casa no es lujo: Es necesidad. Diseñar con sentido es entender que cada elección —desde el pavimento hasta el extractor— habla de cómo vivimos, cómo sentimos y cómo queremos habitar el mundo. Porque al final, diseñar no es solo elegir materiales o distribuir espacios. Es imaginar cómo se vive, cómo se respira, cómo se comparte.
Y si algo he aprendido en estos años, es que los hogares más bellos no son los que siguen todas las tendencias, sino los que se atreven a ser fieles a quienes los habitan.
Así que, cuando me preguntan qué está de moda, suelo responder:
Y eso, afortunadamente, nunca pasa.